Antes de hablar de los accidentes de tráfico causados por vehículos autónomos, debes saber que los coches verdaderamente autónomos todavía no circulan por nuestras carreteras.
Los fabricantes de coches utilizan estos términos para sus campañas publicitarias. Si te has comprado un coche y te han dicho que es un vehículo autónomo, es importante que sigas leyendo.
6 niveles de conducción autónoma.
Existen diferentes tipos de vehículos de conducción autónoma, según el grado de autonomía:
1.- Conducción asistida.
Estos vehículos ayudan al conductor a tener una conducción más cómoda y segura, pero dependen totalmente de él.
2.- Conducción parcialmente automática.
Los vehículos con automatización parcial de la conducción pueden actuar de forma independiente, no obstante, el conductor tiene el control del coche.
3.- Conducción altamente automática.
En este caso, el vehículo tiene una mayor autonomía
, es decir una automatización condicionada, pero el conductor debe estar siempre atento.
4.- Conducción completamente automática.
En este nivel, la intervención humana no es necesaria, pero el conductor debe tener capacidad para reaccionar y tomar el control del vehículo si es preciso.
5.- Conducción autónoma.
Este es el verdadero vehículo autónomo, probablemente a partir del año 2030 circule por nuestras carreteras.
A este nivel los conductores no son necesarios, podremos subir al vehículo, marcar la ruta y el coche nos llevará a nuestro destino.
En España, no está permitido que el conductor suelte el volante por lo que no está permitido el uso de vehículos de nivel 3. Los vehículos de nivel 1, 2 y 3 están en el mercado, para el nivel 4 y 5 habrá que esperar.
¿Quién responde de los accidentes de tráfico causados por vehículos autónomos?
En España, hasta la fecha, no existe una ley que regule las responsabilidades derivadas de los accidentes de tráfico causados por vehículos autónomos.
Según nuestra legislación vigente, el responsable de los daños ocasionados en un accidente de tráfico es el conductor del vehículo.
Ahora bien, los vehículos verdaderamente autónomos no están conducidos por personas sino por inteligencia artificial. Entonces, ¿quién responde de los accidentes?
Según nuestra legislación vigente y el nivel de conducción autónoma, a continuación, te explicamos como es la situación actual.
- Hasta el nivel 2. La responsabilidad civil, penal y administrativa de los daños causados por vehículos autónomos corresponde al conductor.
- La responsabilidad, en el nivel 3 de automatización, puede atribuirse al conductor porque, aunque no dirija el vehículo, debe estar atento y ejercer el control de este. No obstante, la responsabilidad podría estar compartida con el fabricante o el proveedor de software.
- En los Niveles 4 y 5, la cuestión se complica porque, según hemos visto, el vehículo puede funcionar de forma autónoma sin la intervención del conductor.
Entonces, en estos casos, ¿la responsabilidad será del propietario, del vehículo, del fabricante, del proveedor del software o compartida?
Hasta la fecha, no hay respuesta. De momento, podemos concluir diciendo que los conductores de los vehículos autónomos en circulación son los conductores. No obstante, queda por determinar la responsabilidad de los vehículos verdaderamente autónomos.
¿Cuáles son los desafíos legales de los accidentes de tráfico de vehículos autónomos?
Todavía queda mucho camino por recorrer. Existe un vacío legal en relación con diferentes aspectos de la circulación sin conductor que ocasiona los siguientes desafíos legales:
- Desarrollar una legislación que defina el concepto de conducción autónoma.
- Establecer un régimen sancionador aplicable a las infracciones cometidas por vehículos autónomos.
- Determinar de quién es la responsabilidad si un vehículo autónomo está involucrado en un accidente de tráfico.
- Concretar las coberturas de los seguros de accidentes.
- Crear una asociación encargada de indemnizar los daños causados si el responsable no puede hacerse cargo.
Además de estos, son muchos los desafíos legales que existen en materia de vehículos autónomos.